Tinita
La vieja por fuera parecía normal, jamás se dejaba crecer ni una cana y se embadurnaba con crema antiarrugas la cara todas las noches. Tanto se ponía la crema, que la piel no envejecía, y daba la impresión que el efecto se expandía a todo el cuerpo porque la vieja nunca se encorvó, ni usó bastón, nunca en su vida. Yo nací en contra de su voluntad, a pesar de sus intentos caseros para que mi mamá abortara, a pesar del té de perejil que le daba de tomar todas las noches, la vieja no se olvidaba nunca de la infusión y le decía a mi mamá, que era más inocente que yo sin nacer, que era un remedio para evitar la acidez del embarazo, que cortaba las náuseas, que lo tome tranquila mientras mi papá miraba de reojo sin importarle demasiado porque en realidad, él , tampoco quería que yo naciera. Así fue que mi mamá religiosamente todas las noches tomaba el té de marras, hasta los tres meses de gestación, porque vió ella en la tele, que ahí era cuando se acababan los vómitos, y le dijo ...